Partiendo de la premisa que una Bienal de Arte es un dispositivo de contemporaneidad que se repite cada dos años, para difundir el arte actual y promocionar turísticamente a la ciudad o región donde se realiza la misma, el vigente desarrollo continuo que plantea la “I Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de América del Sur” es un caso particular merecedor de un breve análisis.
La BIENALSUR, como se la conoce ya en todos los medios, contempla en primera instancia que el evento no se preparará durante dos años para que suceda, sino que sucederá en ese lapso bianual que plantea. Para ello, durante su desarrollo convoca a artistas, diseñadores, curadores, a través de concursos internacionales; lo que le permitirá regir durante ese lapso de organización sobre la marcha e in situ, tanto desde América como desde Europa. De la misma participan personalidades institucionales de 12 países, entre ellos: Argentina, Perú, Chile, Colombia, Brasil, Paraguay, Alemania, España, Estados Unidos, Inglaterra.
Reinaldo Laddaga, en Estética de la emergencia (2006), al hablar sobre el régimen de las artes -tomado y ampliado de Rancière-, nos explica que “un régimen es un vínculo entre modos de producción, formas de visibilidad y modos de conceptualización que se articula con las formas de actividad, organización y saber que tienen lugar en un universo histórico determinado…” (23), y aclara que ese régimen es similar al concepto de paradigma de Thomas Kuhn: “un marco general que es el trasfondo sobre el cual cobran perfil y significación las operaciones particulares” (ídem). Dentro de estas definiciones, las bienales tradicionales se encuadran como perfectos dispositivos que se repiten y re-producen.
Desde esta perspectiva, debemos asumir que hoy hay un quiebre paradigmático, ya que la BIENALSUR, en sus propias palabras, reivindica la idea de proceso que está presente en todo el arte contemporáneo. No aguarda a una próxima edición para mostrar qué se estuvo haciendo o bajo qué ejes temáticos se plantea la producción artística actual; sino que pretende irse generando y difundiendo durante su desarrollo.
Desde septiembre de 2015 se impulsan jornadas de diálogos en las que participan todos los agentes implicados, incluyendo el público, de manera que la experiencia se va consolidando y tomando forma en su desarrollo. La manera en que se plasman estas actividades, es fuertemente mediática: conferencias vía streaming, presentaciones de performance online para aquellos que no pueden presenciarla, diálogos con artistas, presentación de proyectos artísticos y Works in progress, difusión de cada actividad vía todas las redes sociales, en su web oficial, enlaces externos de otras plataformas; asegurándose que la información llegue a todos, por todos los medios posibles y disponible en cualquier momento con un solo ordenador desde nuestras casas.
Este proyecto cibercultural democrático nos permite acercarnos al evento Bienal, teniendo de antemano mucha información, que no rescataremos finalmente de la mega muestra ni de su texto curatorial, sino del proceso completo previo a su exhibición posterior.
Desde la primera Bienal de São Paulo en 1951, dependíamos del traslado físico y de los alcances de prensa y escritos sobre el evento al cual no todos podíamos acceder de manera presencial. Ha transcurrido un largo proceso evolutivo en las formas tecnológicas y en su apropiación cultural que modificaron notablemente las prácticas del campo artístico; lo que nos permiten, hoy, acercarnos a los sucesos de manera instantánea y sin la necesidad de estar en el lugar de los hechos, o mejor aún, que nuestra locación puede convertirse en el escenario de la propuesta. BIENALSUR persigue esta meta y es, sin dudas, un modelo a tener en cuenta de aquí en adelante.
Valeria Darnet es Lic. en Artes Plásticas y crítica. Artista grabadora y docente UNaM.
Link relacionado: http://bienalsur.org/