Por “común” significamos, en primer lugar, la riqueza común del mundo material el aire, el agua, los frutos del suelo, y toda la generosidad de la naturaleza que en los textos políticos clásicos europeos son a menudo reclamados como herencia de la humanidad en su conjunto, para ser compartidos. Consideramos común también y más importante a aquellos resultados de la producción social que son necesarios para la interacción social y la producción ulterior, tales como conocimientos, lenguaje, códigos, información, afectos, etc. Esta noción de común no pone a la humanidad separada de la naturaleza, como su explotador o guardián, sino que focaliza más bien en las prácticas de interacción, cuidado, y cohabitación en un mundo común, promoviendo los beneficios y limitando las formas perjudiciales de lo común. En la era de la globalización, las cuestiones de mantenimiento, producción, y distribución de lo común en ambos sentidos y en el marco ecológico y socioeconómico se vuelven cada vez más centrales.
Toni Negri
Lo privado pertenece al reino de lo mío: Tu coche, mi libro, su notebook, etc.
Lo público se puede usar, compartir: una plaza, la vereda, una biblioteca, la universidad, el mingitorio del restaurant, etc.
Pero hete acá que venimos a desmarcarnos de esta sacrosanta dicotomía valiéndonos del concepto, desarrollado por Negri, de lo común.
Lo que tenemos de común los humanos, las palabras, el pensamiento, etc. La capacidad de hablar y de pensar es el reino tercero que se equidista claramente de las dos puntas del binomio dualista-aristotélico tradicional.
Vemos aparecer entonces que las divisiones políticas no son más que privatizaciones territoriales maquinadas por el poder bélico-inventivo del señor de los señores de lo público par excellence: el estado nacional.
Cruzando estas fronteras está la vida verdadera según el novísimo Pensamiento Italiano. Los países surgidos así son cuadriculas prorrateadas por lo público y lo privado a su vez atravesados, no solo a lo largo y ancho y en profundidad por lo común, sino topológicamente.
El fantasma que puede atravesarlos sin quebrarlos o desvirgarlos de sus posturas de hierro es lo común de lo humano, el lenguaje y el pensamiento, los productos del lenguaje y del pensamiento humano. Las artes y las letras, las filosofías y las ciencias…
La General Intellect (sí Marx pero póstumo y no está en el Das Kapital santo y canónico) es la que mueve y motoriza el mundo, la antaño escrachada superestructura en realidad es la esfera productora del mundo y sus entes…La fábrica, el obrero, es al final la mente, la inteligencia, un ente “inmaterial”.
El comunismo es ya real con la comunitas creada en torno a los bienes-signos del mundo capitalista que usamos y karaokeamos día a día sin darnos cuenta.
El detournement comunista de los fetiches capitalistas es hoy innato y natural, como manejar un auto sin pensar en ello o coger filmando la superescena ¡con el Smartphone!
Doble actividad todo el tiempo, una oficial y respetuosa das leyes del politbur(r)ó kapitalista, y otra, acelerada o en ralentí, en las sombras, klandé, mau, paródica, pastiche sangriento, silbido atonal remedante, kachiäi de la melodía central, shanzhai (improvisación, precuela, pastiche, paráfrasis, parodia, homenaje, mímica, eco, alusión, intertextualidad, karaoke, añadiría el hooligan zurdo de Stewart Home) de Cidadi del Este…
Al cognatariado de vida vertiginosa agitada de fulgurantes ataques de pánico de los tiempos da cibercultura le oponemos un lumpencognatariado que brota cual doctor Jekill dentro de él desordenando lo impuesto por las modas semiocapitalistas. (Entonces) Es un poeta de los miles (Bifo) que nos salvarán del día a día oficial.
Cristino Bogado es poeta, ensayista, narrador y director de JAKEMBÓ EDITORES. Colabora en revistas culturales de Paraguay, España, Perú, Brasil, México, entre otros países.