Reseñas en "#36"

Aquí no pasa nada

Tenemos esa amargada costumbre de decir “es que aquí no pasa nada”; ésta es una frase que me ha rodeado y merodeado a lo largo de toda mi vida y sospecho que esto, no me sucede solo a mí.

La recuerdo desde muy chica, la decían muchas personas en distintos tiempos, lugares y momentos de la vida. Después casi que por inercia, empecé a usarla yo, y me remite a mi adolescencia en mi San Juan natal, donde en su momento pasaba poco y nada, aunque claro, hoy sospecho que algo pasaba igual.

Con los años crecí y me mudé, me fui a vivir a Córdoba, provincia con cruza de argentinismos si las habrá. Córdoba está viva, desde siempre; en sus calles pululan estudiantes que se entrelazan y comparten los matices provincianos que pueden ser inimaginablemente diversos. Además de las facultades, los museos, los paseos, los miles de artesanos, sus pueblitos que te abrazan ni bien salís y te devuelven oxigenado a la ciudad en la que te vas tropezando con las oportunidades de seguir descubriendo el mundo, así, entre miles de pibes que enérgicos viven su primer experiencia de ser autónomos y allá también escuchaba la nefasta frase… “pero es que acá no pasa nada”, dicho en muchas ocasiones por esos mismos jóvenes.

Siempre me llamó la atención cómo, mientras yo concurría a muchos de los mejores eventos artísticos que pude presenciar en mi vida y me quedaba afuera de tantos otros, otras muchas personas repetían casi inconscientemente esto. Lo decían inclusive mientras pasaban todos los días frente al mágico Cineclub Municipal Hugo del Carril, donde los cinéfilos despuntábamos ese vicio que era ver buen cine en una pantalla enorme, en un cine de verdad, con butacas hermosas y una cartelera indiscutible y súper accesible que iba desde Talleres hasta eventos de todo tipo.

Pasaron los años y la vida me fue trayendo a Misiones, un lugar que era totalmente incierto para mí y acá, en esta lejanía también decían “…es que acá no pasa nada” cuando a mí se me explotaba el corazón redescubriendo la música en esa infinita mixtura que fusiona melodías que van desde el chamamé hasta el rap, pasando por la renovación sonora de las tecnologías que le metieron un loop a los sonidos del crisol entre criollos y guaraníes, paraguayos  brasileros cruzados con alemanes, suecos, ukranianos y polacos.

El “acá no pasa nada” clásico de los perezosos que no quieren ver, incapaces de estirar una mano para espiar el programa que desborda de propuestas. Acá si pasa algo, pasa de todo, y hay una agenda infinita que te puede llevar a conocer toda tu provincia, porque no importa si te gusta la música de estudio, el chamamé y la polka o el rap y las bases electrónicas. Acá hay para todos, grafitteros, muralistas, hiperrealistas y diseñadores de los más variados; poetas, agudísimos poetas, teatreros, clowns y los más hábiles malabaristas y bailarines.

Hoy sospecho bien, en mi San Juan natal pasaba tanto que cuando crecí tuve las herramientas para poder ver y encontrar que en Misiones hay agua y fluidez, renovación constante y continua impulsada por una naturaleza magnífica, en infinito y constante cambio, en transmutación que se absorbe al caminar en una callecita empedrada en Montecarlo o en Oberá, en la ladera de un arroyo que bullicioso mientras el silbido de un pájaro te ayuda a entrar en el mundo de la mitología y en el grito de cada cascada que simula un festival al grito de que estamos vivos y en constante transformación.

Estos impulsos increíbles estuvieron siempre allí, esperando ser encontrados, son los mismos que me ayudaron a conectar con las ganas infinitas de gestionar, porque claro, hay mucho, muchísimo para hacer, para ver y mostrar, para compartir y aprender; así que lo único que te voy a decir es que agendes las fechas que te gustan y te predispongas a asistir a todas ellas, porque acá, seguro que pasan cosas, igual que en todos lados… y hasta tal vez más, solo está en nosotros querer encontrarlas.

 

Enoe Moya es gestora cultural, fotógrafa, escritora y profesora de yoga. Reside en Montecarlo.

Publicado en https://portalmisiones.com/aqui-no-pasa-nada/

Sin importar el costo

Las Terrenas se ha convertido en uno de los pueblos más turísticos de Samaná, en República Dominicana. Ha sido escenario de varias producciones cinematográficas, muchas de ellas que narran cómo el turismo sexual es una moneda corriente y sustentable para los locales en la zona. En 2014, le tocó la oportunidad a Dólares de Arena, una gran coproducción dominicana con México y Argentina, estrenada en 2014, que además es una adaptación de la novela homónima del francés Jean Noel Pancrazi publicada en 2006. Mientras que la trama literaria presenta una relación entre dos hombres, en la película esa misma relación es protagonizada por dos mujeres.

Bajo la dirección de Israel Cárdenas y Laura Amelia Guzmán, Anne (Geraldine Chaplin), una mujer madura de nacionalidad francesa que decide pasar sus últimos años en dichas playas, sufre hace ya tres años por el amor no correspondido de Noelí (Yanet Mojica), una muchacha joven del lugar quien intercambia compañía y sexo por dólares a los turistas pudientes que se hospedan por temporadas largas en aquellos lares.

A la conflictiva situación de necesidad económica de Noelí y la penuria afectiva de Anne, se suma al elenco el músico Ricardo Ariel Toribio quien interpreta a Yeremi, novio de la muchacha, quien se hace pasar por su hermano para que los clientes no sospechen ni celen a su acompañante local.

Con diálogos escasos, pero precisos, la impotencia en el rostro –captado en primeros planos- de quien ama pero no recibe lo mismo, se hace cada vez más fuerte y evidente a lo largo del film. Como también lo hacen la tristeza y resignación de quién ofrece su cuerpo a cambio de billetes para vivir.

Una impecable puesta en cámara, de paisajes idílicos, con música de Ramón Cordero, Edilio Paredes y Benjamin de Menil -que parecen cantarle a las almas de las protagonistas-, transporta al espectador a pensar sobre la negación consciente por la imposibilidad de felicidad que la narración vaticina desde su inicio: que la vida amorosa nunca será perfecta ni ideal, pero aun así una/o se empecina en tratar de sentirlo. Cueste lo que cueste. El corazón y el alma, ya sea en dólares o no.

 

Valeria Darnet es Lic. en Artes Plásticas. Docente investigadora FAyD-UNaM. Artista grabadora.

Datos técnicos
Título original: Dólares de Arena
Año: 2014
País de origen: Rep. Dominicana
Dirección: Israel Cárdenas y Laura Amelia Guzmán
Guión adaptado: Israel Cárdenas y Laura Amelia Guzmán
Reparto: Geraldine Chaplin, Yanet Mojica, Ricardo Ariel Toribio, María Gabriela Bonetti, Hoyt Rogers
Música: Ramón Cordero, Benjamín De Menil, Edilio Paredes
Fotografía: Israel Cárdenas, Jaime Guerra
Productora: Coproducción México-República Dominicana-Argentina; Aurora Dominicana / Canana / Rei Cine
Duración: 84 min.

Link trailer: https://www.youtube.com/watch?v=o4TpVs7dgiE

Babasónicos: gesto poético y gesto político

Primero fue un video, en Youtube, con un scroll donde se podía leer un texto en caracteres blancos sobre fondo negro. El audio remitía al sonido del mar. Fue publicado un 12 de julio de 2018 y en la descripción estaba escrito lo siguiente: “Video lyric adelanto La Pregunta / Estreno La Pregunta 27 de julio”. Tuvo (hasta el día en que esto escribo) 42,789 vistas, 1.1 K “me gusta” y “106” pulgares para abajo. Después venían los link de las redes sociales de la banda. Los comentarios son de los más variados. Desde “nos estafaron” hasta “¿Dónde está el audio?; bromas sobre la literalidad, acusaciones de vendehumo asociada a un reciente técnico de la selección nacional de fútbol, declaraciones de amor incondicional a la banda, enojos varios y así.

El video se publicó el 27 de julio de 2018, tal cual lo anunciado. En la descripción se agregaron las plataformas de streaming y la letra completa del tema. Tuvo 4.960.690 vistas (hasta este momento) y 20 K de pulgares aprobando y 1k de “no me gusta”. Los comentarios son mayoritariamente positivos y comparan – algunos – la escucha del tema con erecciones, otros el look del cantante con músicos del folklore argentino o Jim Morrison, y otros escriben, simplemente: “obra de arte”.

La banda, por si alguien está distraído, es Babasónicos y esos fueron los primeros adelantos del disco “Discutible” que hace un par de días ya rota en las plataformas digitales de escucha musical. Pero desde que apareció el video lyric con la letra de “La pregunta” no pude dejar de pensar en el gesto artístisco que esto significaba. Utilizando los medios del capitalismo cultural, del mercado semiótico de videos y música, Babasónicos destila un mensaje contrahegemónico que resignifica y desgarra el velo de lo igual.

Desde los inicios de la banda el concepto de “nada es lo que parece” fue reformulándose en estéticas visuales, poéticas que incomodan y apuntan, precisas, a las lógicas naturalizadas del poder y en conceptos artísticos que van mutando, inapresables.

En una incómoda entrevista, con un mediocre patovica de cartón de un diario hegemónico, Adrián Dárgelos intentaba defender su obra ante burdas y literales interpretaciones de entrevistador. Allí, decía: “No tengo ganas de explicar la letra de mis canciones porque les estaría sacando campo de significado.” En la ambigüedad está el gesto poético, político e ideológico. Fuera de orden, e incluso de significado explícito. Por eso la pregunta infinita.

En mundo donde, al decir de Byung-Chul Han: “la expulsión de lo distinto genera un adiposo vacío de plenitud” (Byung-Chul Han, La expulsión de lo distinto; Herder Editorial, 2017:18) la pregunta desarma lo preconcebido, lo aceptado, lo que se repite hasta que desaparece su arbitraria formulación. En la línea de Marcel Duchamp, Andy Warhol y The Beatles, los Babasónicos, parados en el centro del sistema industrial de contenidos reaccionan escupiendo sobre la comodidad que el mainstream genera. Lo hacen con la estrategia de la guerrilla cultural, devolviendo estéticas inefables y sentidos ambiguos.

“Una obra de arte”, decían algunos comentarios en You Tube.

Café Azar es Licenciado en Antropología Social por la UNaM.

Del blog:  https://elauradelosdesangelados.wordpress.com/2018/10/15/babasonicos-gesto-poetico-y-gesto-politico/

El centauro pintor

Si el Bosco hubiese nacido monstruo se llamaría Samalio Pardulus.  Otto Julius Bierbaum, escritor de burdeles y cabarets de la bisagra de los siglos XIX y XX nos trae una novela publicada en 1908 en Berlín, reeditada por El Nadir que trata la historia de un pintor deforme, un centauro más parecido a un caballo de los siete jinetes del apocalipsis que a un humano. Un sujeto que miraba al infierno disfrutando del paisaje, y al Dios creador como un artista que se burlaba de los humanos creándolos de manera deforme, solo para tener algo de que reírse.  

Excelente historia que mezcla imágenes y descripciones de las pinturas que Samalio realizaba para generar un mundo alternativo en el cual habitar, una invitación a la imaginación de lectores que gusten de las metáforas crudas y de las historias más retorcidas, incluso si no es suficiente la aparición de monstruos, de personajes del infierno, tullidos y deformes, emerge el amor del podrido corazón de Samalio para destruir la razón de los hombres.

Su versión en español es un hallazgo insólito de Lara González, quien encontró una copia perdida en un mercadito de Berlín. Y como si hubiese sido un monstruo encerrado en un libro, que se lamía las manos esperando que una mente lo vea, Lara González lo halló, lo tradujo al español, y le regaló un poco de eternidad. La edición de El Nadir (Valencia) es publicada con ilustraciones de Rene Parra. Muy recomendable para los amantes del arte plástico en busca de sensaciones y nuevas fronteras de lo literario.

 

Centesimo Caraya es un mono con netbook a quien le gusta divagar con letras.

Datos de la obra:
Título: Samalio Pardulus.
Autor: Otto Julius Bierbaum
Traducción: Lara González
Año: 2010 (1908)
Valencia: El Nadir
Pp.: 68
Link: https://elnadir.es/…