A pesar de la densa idiosincrasia de la que hacen gala quienes edifican cruces de metal, en Misiones brotaron pañuelos verdes. En la provincia con miles de iglesias, hay un grito que palpita: educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir.
Y son sobretodo chicas, pibas, jovencitas, quienes copan la plaza con sus caras destellando purpurina, salen al espacio público con la irreverencia y la subversión de que quienes son explotadxs en la rutina del capital deberían también convocarse.
No tardó en reaccionar el misionerismo pro aborto clandestino, corroborando una y otra vez sus intereses de clase misógina y clerical. Funcionarios de la salud y legisladores desplegaron recursos argumentativos y verdades a medias para acicatear la paranoia en la parte de la población que aún se mantiene entre escéptica y reacia con respecto al derecho a decidir.
Así lo hicieron también profesionales de la salud provenientes sobre todo del sector privado, acompañados por voceros religiosos en un acto público frente a Casa de Gobierno. Allí se la vio a Sandra Giménez, ex gobernadora, quien no levantó su cartelito de “Salvemos Las Dos Vidas” en la clínica privada de su prima hermana, en la cual la docente Paula Pisak sufrió la desidia, la violencia obstétrica e institucional que la dejaron sorda y con problemas motrices luego de una cesárea. Hipocresía es poco: los agentes del status quo refuerzan prejuicios de toda índole por medio del Estado que los fogonea sin escatimar recursos.
Que los cómplices políticos del republicanismo, los cuales dejaron pasar las principales leyes del extraordinario plan de guerra contra las condiciones de vida y de trabajo de la población, siendo los saqueadores por excelencia a nivel provincial por décadas de la salud y la educación, pongan de excusa que el derecho de elegir la maternidad sea el culpable de hacer colapsar los hospitales o las arcas del estado provincial, es algo que tanto el conjunto del movimiento de mujeres como la población en general tienen que repudiar y combatir.
La gran lucha popular que se gestó por el aborto legal necesariamente nos posiciona en un escalón superior para reclamar por la atención integral de la salud en hospitales y CAPS, por el pase a planta, para poner en pie una salud realmente pública y gratuita, y sobre todo humana. Para terminar con los bloqueos a la educación sexual, de la cual ha quedado manifiesto -hace mucho tiempo- que una gran parte de la masa misionera adolece, y lograr que sea verdaderamente integral laica y científica. Para separar a la Iglesia del Estado como un paso necesario para abrir camino contra toda opresión y explotación.
En la provincia de las Marías y las Victorias, las niñas madres de los hijos del poder, brota el verde como la premonición de la revolución inevitable.
Y si no se cae, hay que hacerlo caer.
Gabriela Loge es artista gráfica y militante socialista.
Link relacionado: http://www.abortolegal.com.ar/