Uno de los desafíos constante en el campo de las artes visuales es lograr expresar ideas /pensamientos /reflexiones propias o compartidas, mediante la construcción de imágenes; y éste aumenta cuando la propuesta implica narrar/resumir la historia/cuento de un tercero.
Quien ha pasado por un curso sobre historia del arte, puede recordar a nuestros primeros referentes en materia de imágenes: las pinturas rupestres de la era paleolítica. Esas producciones iconográficas en cuevas, son los primeros gestos humanos de narrar/contar a través de la acción de dibujar y comunicarse mediante la imagen. Para Dondis “la evolución del lenguaje comenzó con imágenes, progresó a los pictógrafos o viñetas autoexplicativas, pasó a las unidades fonéticas y finalmente al alfabeto” (2011:11)
Siempre me sorprende la fuerza que puede llegar a concentrase en una imagen para resumir de manera perfecta conceptos, pensamientos y formas tan diferentes de entender el mundo. Y de allí los disparadores que llegan al otro (observador) para interpretar esa determinada imagen y que repercute de manera diferente en cada una de las personas. Ya lo dice un antiguo proverbio chino: “El significado de una imagen puede expresar diez mil palabras.”
Fue así como cinco personas de diferentes disciplinas artísticas (diseño gráfico, ilustración, audiovisual, grafitti y plástica,) decidimos embarcamos en la odisea de realizar un homenaje transmedia al escritor Horacio Silvestre Quiroga a través del proyecto denominado Muros de Amor Locura y Muerte y la selección de uno de sus cuentos: La miel silvestre del libro Cuentos de amor, de locura y de muerte, publicado en el año 1917.
Como si eso pareciera poca cosa, consideramos que lo adecuado sería construir las imágenes, desde el concepto de relato visual y utilizar la estructura básica de cualquier texto: INTRODUCCION – NUDO – DESENLACE, para representar hechos, acontecimientos o sucesos relevantes del cuento; sirviéndonos de las palabras Mónica Sánchez Ezcuer:
“Todo relato visual (…) se construye bajo principios similares al relato literario. Los elementos son los mismos: un tema, una historia, personajes, un ambiente determinado. La trama generalmente se desarrolla bajo los preceptos formales del cuento clásico: se inicia con el planteamiento de la historia, se expone el conflicto y se desarrolla el desenlace. Se crea un ritmo apropiado para la exposición y dosificación de las acciones, se juega con los planos, los tiempos y la iluminación para crear tensión visual y narrativa.” (2015, párrafo 9)
El proyecto en sí tomó múltiples facetas, capas y etapas de construcción; tanto como plataformas (virtuales y materiales/reales) íbamos utilizando, con una presencia fuerte a través de seis murales ubicados en Posadas y San Ignacio, que permitiera al espectador transeúnte realizar una interpretación de lo que en esos momentos observara y que de alguna manera -quizás a modo utópico- invite a (re)leer el cuento y reflexionar sobre lo que allí se observa.
Pensar en la construcción de las imágenes que conformarían ese relato visual no fue tarea fácil, pero totalmente necesario para los integrantes del proyecto, puesto que cada uno intentaba desde su construcción artística-personal sumar y complementar ideas para convertirlas en grupales.
De alguna manera, durante la construcción de esta labor, surgieron múltiples interrogantes; uno de los principales fue preguntarnos para quién estábamos armando esta narración visual, quiénes se detendrían a mirar e interpretar. Pero eso ya será parte de otra reflexión.
Yazmine Zampaca es Licenciada en Artes Plásticas (FAyD) y Gestora Cultural.
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