Reseñas en "#30"

Prácticas artísticas en un contexto diferente

En un año ajetreado de muchos cambios, en busca de nuevos espacios de trabajo en relación a la docencia y el arte fue cuando se me presentó azarosamente la convocatoria para la capacitación de artistas como facilitadores de prácticas en contexto hospitalario por parte de la Asociación Vergel.  

Vergel, es una organización que trabaja con el objetivo de generar programas artísticos, capacitaciones y acciones de difusión para promover diálogos constructivos entre el arte, la salud y la educación. Este programa de capacitación, en particular, se desarrolló en la ciudad de Posadas, en el Hospital Pediátrico Dr. F. Barreyro. Bajo la coordinación general de la artista Catalina León, en el marco del Programa Relieves impulsado por el Ministerio de Cultura de la Nación y Fundación ArteBa; con el apoyo de la Secretaría de Cultura y Turismo de la Municipalidad de Posadas.

Nos desempeñamos en la labor seis artistas: Jimena Bueno, Elías Bankowski, Laura Sánchez, Verónica Tellechea, Leila Pedrozo e Ivana Scherer, durante dos meses movilizadores y silenciosos. Fueron jornadas de asistencia al hospital una tarde a la semana, en el cual se realizaron actividades individuales con los chicos internados y sus familiares.

Quiero acotar al margen que algunos debíamos viajar de Oberá a Posadas y toda esa secuencia de viaje -colectivo, caminata, entrada al hospital, preparación de materiales, selección de imágenes y ejercicios, charla con las enfermeras, toma de recaudos de higiene necesarios, ver quien visitaría ese día- sirvió para desconectarse del andar diario, procesar, acomodarse, ponerse en el papel de artista-docente y reconectarse con otro ambiente, que vinculaba el propio hacer en conexión con el otro.

Al principio, la capacitación fue teórica, meditativa y reflexiva, que frente a la práctica sufrió cambios movilizadores personales y en cada niño, adolescente y acompañante en particular. La tarea se centró en “encontrarle la vuelta”, en buscar estrategias para que se produzca un espacio de taller, desde el acompañamiento, juego y aprendizaje recíproco, centrándose en sus intereses propios, variando de acuerdo a su estado físico y anímico, sus necesidades y posibilidades. Que más allá de la imagen o representación lograda, se buscaba un momento en el día en el cual él/ella pueda salirse de su rutina diaria, rodeado de familiares, amigos, enfermeras y médicos. Y que dejando al margen el hecho de internación en sí, puedan disfrutar desde su subjetividad e imaginación, de un camino de exploración, experimentación y descubrimiento de sus posibilidades expresivas.  

Al terminar la jornada, había que redactar un informe: poner en palabras y extrañarse objetivamente de lo sucedido del día. Un desafío permanente focalizado en las situaciones de cada chico y su manera de responder a la actividad, ya sea inseguro, entusiasmado, resistente o indiferente. Surgieron situaciones particulares, desde el apego emocional, la tristeza, las ganas de ayudar, la incertidumbre de no saber qué hacer. Fue el hecho de correrse a lo que estamos acostumbrados cotidianamente, para generar un canal de aprendizaje con una mirada atenta, flexible, paciente y comunicativa a través de palabras, pinceladas, colores, gestos y apoyo centrados en una propuesta artística.   

La presencia de los artistas ayudó a los niños y niñas a canalizar sus emociones. Pero fundamentalmente ayuda a que no estén aislados de sus rutinas diarias, es decir, ayudó a que sigan siendo niños. Ese es nuestro objetivo como equipo, que sigan siendo niños.

Dra. Silvana Alderete

 

Retomando las palabras de la coordinadora del área de pediatría, pienso esta experiencia como un periodo de tiempo para reflexionar sobre lo que está sucediendo a nuestro alrededor y cómo esto involucra nuestro propio hacer como artistas. Ahora queda esta decisión difícil de proseguir; gestar una idea proyectada a futuro que impulse a seguir realizando actividades en hospitales de nuestra zona. Para estimular y hacer consciente que el arte puede ser un medio por el cual se produce un aporte útil, significativo y necesario para el bienestar emocional, físico, mental y social.   

 

Ivana Scherer es Profesora de Artes Plásticas y estudiante avanzada de la Licenciatura en Artes Plásticas de la FayD.

Link relacionado: http://www.pagina16.com.ar/buscan-artistas-para-pintando-en-el-hospital/

Contar la nada

La noche de apertura de la edición 2017 del Festival Oberá en Cortos tuvo como plato fuerte el estreno del largometraje, LE BLU, de Guillermo Rovira, presentando meses antes en el Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI). Diez años después de que se estrenara el primer largometraje complemente producido y filmado en Misiones, la llegada de Le Blu engrosa una lista cada vez más abundante de producciones misioneras.

El film de Guillermo Rovira retrata los días de un joven treintañero desencantado con la vida pero sin mucha conciencia de su propio estado. Pablo vive con su madre, tiene una banda con sus amigos de siempre y dejó en suspenso sus estudios de abogacía. Sin ganas de cambiar su tranquila comodidad en el nido materno, nuevas situaciones alteran la inercia de sus días: la llegada del novio de su madre, la paternidad de un miembro de su banda que obliga a disolver el grupo y la aparición de una chica con quien inicia un romance al paso.  

La apuesta enunciativa, además de ciertos guiños hacia algunos rasgos característicos del ya bastante crecido ‘nuevo cine argentino’, consiste en aletargar al espectador. El ritmo del largometraje dilata o apaga toda anticipación que pueda arriesgar el espectador, hasta llevarlo a la inmersión en un estado inerte, una especie de sopor y aburrimiento vaporoso, un letargo que va a tono con los colores elegidos para retratar el calor del verano posadeño, los planos largos, las tomas abiertas, la música original. Todo ello acompaña la mirada extrañada y casi perdida del protagonista. El film es eso, un tránsito desde la nada hacia un final incierto.

Algunas notas livianas de humor, los diálogos escuetos que se ciñen a la cotidianeidad de las interacciones domésticas sumados a la gestualidad apagada completan la propuesta de esta historia sobre la desidia vital de un joven misionero. ¿Un signo de época o un lujo de un niño que creció sin carencias? La respuesta dependerá del espectador.

 

María del Rosario Millán, Investigadora Asistente. IESyH UNaM FHyCS-CONICET. Docente FAyD

Título original: Le Blu
Año: 2017
Director: Guillermo Rovira
Productores: Santiago Carabante / La Nueva Olla / Rancho Aparte
Productor: Ejecutivo: Santiago Carabante
Productores Asociados: Productora de la Tierra – Horacio Iaboni
Guión: Guillermo Rovira – Milton Roses
Fotografía: Fernando Cattaneo
Montaje: Horacio Iaboni
Elenco: Milton Roses, Silvia Rivero, Bárbara Hobecker, Horacio Fernández
Link: https://www.youtube.com/watch?v=aZknJ18y0Ig

Juliet

Hay mujeres cazadoras, algunas conviven con seres
imaginarios llenos de magia y otras están rodeadas
de hermosos jardines.

Título: Juliet | Año: 2016 | Medidas: 25 x 20 | Técnicas: Grato, pintura digital, collage.

Guadalupe Caballero-Valle es ilustradora y diseñadora gráfica

Portfolio: https://www.behance.net/ValleCaballero

Literatura “pulenta”

Reeditar es sinónimo de clásico. Volver a leerlo, volver a escucharlo, volver a tenerlo a disposición para cuando se necesite, como un botiquín de emergencia. Eso es Los Lemmings y los otros de Fabian Casas, hoy reeditado por Emecé luego de 12 años de su primera edición.

Curar o entender las heridas de la adolescencia, esa etapa en la que todos sufren su cuerpo en el devenir loco de los cambios constantes. La edad en que se crea un idioma, se arman tribus salvajes y se desciende a la noche interminable. Como los personajes de Caicedo en Viva la música o los de Anthony Burgess en La naranja mecánica, el dialecto entre los protagonistas es único y pertenece a su época, le pertenece a ellos, que lo entienden y los representa como una ideología o una forma de ser. En el caso de Casas la ideología “pulenta” explota en los relatos presentes en Los Lemmings y los otros, once relatos que trascurren con una fuerza poética donde los protagonistas descubren el amor, la droga, la música, la violencia, el abandono, la invisibilidad, etc.

El nacimiento del amor y la persecución obsesiva de un chico por las calles de Boedo. Diagramar todas las estrategias posibles para encontrarse o encarar a su chica, con una sola cosa en mente: Solo querer vivir… vivir del placer, vivir de lo prohibido, vivir para perder el tiempo… eso parecen decir los personajes de Casas. Máximo Disfrute, columna vertebral de su época, caballero de la masturbación heroica, abanderado en la pelea callejera. Sir Máximo Disfrute recorre, directa o indirectamente, en casi todos los relatos como un maestro que imparte la enseñanza de la calle a los mocosos del barrio de Boedo. Es esa edad, en el interior de la tribu adolescente, donde los jóvenes elijen un nombre de guerra a cada uno de los miembros de la banda un seudónimo que lo llevaras como una cruz el resto de tus días. Dueño de la vereda, conductor de la noche con paradas en los cines, pizzerías y revisterías de la ciudad, dueño del dinero fácil, Máximo imparte el disfrute y la ideología “pulenta” a sus camaradas. Es de esta manera que… “los chicos lo conocen a Máximo Disfrute/ Máximo Disfrute está en el Ital Park/ el Ital Park es grande ¿en dónde lo encontramos?/ ¡En los ojos de sus hijos lo hallarán!

Mientras que estos relatos hablan del placer y consecuencia de la juventud, El gran escritor, El relator y Los cuatro fantásticos exponen con música melodiosa la decadencia del cuerpo y del amor.

Asterix, el encargado merece un punto aparte. Recorrer la ciudad buscando a tu gato y de repente encontrarte con tu satori, ese estado de invisibilidad corpórea que te dispersa por el universo sin límites algunos. El cuerpo ya no duele y ni uno de los tiempo predomina. El pasado, presente y el futuro ya no vienen a golpear la puerta para ofrecer sus productos. Los vellos de la piel se levantan como mástiles electrificados ante la explosión del pecho lleno de aire cálido. Si aún no tuviste tu satori te recomiendo que salgas a buscarlo. Tal vez lo encuentres como el personaje de Casas en una pelea descomunal, donde el cuerpo ya no es una carga y se vuelve invisible.

Podría seguir, pero no quiero pecar de buchón y eso en la adolescencia puede acarrear a una pelea. Da igual, todos terminamos hablando de más de aquella época que nos marcó como piña al hígado, como Máximo en su final, frente a la doctora, tratando de explicar un chiste que no entiende, que ya pasó de moda pero que aún sigue haciendo reír.

 

Miguel Ortega Bárbaro es Licenciado en Artes Plásticas, artista visual y docente. Reside en San Ignacio.

Datos de la Obra
Título: Los Lemmings y los otros
Autor: Fabián Casas
Editorial Emecé
Pp.: 136

 

Link del libro: https://www.planetadelibros.com.ar/libro-los-lemmings-y-otros/252263