En Física, entropía es un término derivado de la segunda Ley de la Termodinámica y que mide la energía consumida no reutilizable de un sistema. El Universo tiende al caos, a la ausencia de formas, al desorden. Cuanto mayor entropía presente un fenómeno, mayor desorden habrá. Y si alcanza su grado máximo, el Universo equilibrará todas las temperaturas y presiones, lo que implicaría su muerte térmica. La mayoría de los sistemas en la Naturaleza, tienden a esta búsqueda del equilibrio total, uniforme. Para poder resistir esta lucha, la materia viva debe consumir y degradar energía continuamente. Los seres humanos, por ejemplo, transformamos nuestra energía en trabajo, y la reponemos mediante comida. Como sistemas abiertos, continuamente interactuamos con el medio–que a su vez es otro sistema mayor. Intercambiamos energía y materia, lo que implica un aumento cada vez mayor de entropía; de desorden. Pero, a su vez, aumenta la información, que nos permite controlar ese nivel entrópico; ergo, generar orden. Ya que sin él, no hay caos y viceversa.
Tal vez se preguntarán ¿qué tendrá que ver todo esto con una muestra plástica? Veamos… Durante el mes de junio, en el MPBA Juan Yaparí, se presentó una muestra de pinturas titulada Desentropía. Su lectura general no es inmediata, y cada cuadro demanda su tiempo. La intención de su creador Carlos Tartarini, fue hacer una analogía sobre esa pérdida gradual de energía, tratando de recuperar la que –según sus palabras- iba quedando en el camino y transformarla en idea. Inspirado en un capítulo del libro Super-Fuerza del divulgador científico Paul Davies, recordó también al filósofo Teilhard de Chardín quien sostuvo que la negentropía, el estado post-entrópico, no implica la pérdida de esa energía, sino la transformación de la misma en algo más complejo, más sutil, más refinado –nos comentó el artista.
Apasionado por la metafísica y todo tema relacionado a los aspectos macro y micro de nuestro Cosmos, Tartarini sostiene haber encontrado en las figuras geométricas la posibilidad de representar la Idea, y junto a ella, a la Luz como madre de todo, y al Color, como su hijo. Sin la madre, no existiría imagen perceptible en el Universo. Sus imágenes exigen observación. Aquí, la luz es la protagonista, y como forma de energía que se propaga vía ondas y partículas, se evidencia en lo plástico. Las figuras se superponen, se yuxtaponen. El espectro de colores se presenta determinado por momentos. En otros, las ondas se expanden hacia el espacio. En la lectura de los cuadros del artista, podemos ver toda esa energía formada por fotones –luz- que absorben las ondas del espectro, reflejando otras, y son las que conocemos con el nombre de pigmentos. Allí nace el hijo -el color- que nos permite detectar las propiedades lumínicas de las formas y a través de las cuales, percibimos que la idea ha sido materializada, ordenada. Tartarini les ha dado un orden a sus ideas sobre el fenómeno fisiológico; les dio forma. Con imágenes abstractas ha logrado plasmar estos conceptos que lo provocan. Y es ese orden, justamente, el que nos indica que esa materia viva está allí y lucha para que la energía perdure, subsista. Probablemente por ello, hasta que los cambios físicos y químicos ya no sean posibles, la presión y la temperatura sean uniformes, y todo converja en un solo sistema único; el artista intentará siempre quebrar ese equilibrio universal: transmutando, así, caos en orden, entropía en desentropía.
Valeria Darnet es Licenciada en Artes Plásticas. Docente UNaM. Artista Grabadora.
Imagen: El electrón es zurdo. Acrílico. (fíjate donde está la camarita, hacé click y despliega) http://www.arsomnibus.com.ar/web/muestra/carlos-tartarini-en-el-macla