¿El post es el post de qué?, para algunos ese post determina un tiempo que pasó, un tiempo que ya no está y que no va a volver. Pero ese tiempo pasado era el moderno, donde los objetos eran para siempre, donde el arte tardaba en hacerse y que, por otra parte, debía ser así. Esa misma modernidad estaba recubierta de establishments renacentistas donde todavía no se había desarticulado lo que hoy conocemos como especialidades y esto vale tanto para el Arte como para la Ciencia en cualquier tiempo; regidos y estructurados por una idea de hombre que inexorablemente fue fragmentándose en sus exigencias y expectativas: una sola persona era Mago, Artista, Biólogo, Astrónomo, Arquitecto y setenta profesiones más. Dicho orden prevalece hasta hoy en cuanto a lo que se espera de un artista quien es presionado y hasta obstaculizado porque, por ejemplo, “sólo sabe pintar” o que, además, puede dirigir una obra plástica como si fuera un director de cine sin tomar siquiera un pincel, o puede adquirir un objeto y exhibirlo, intervenir sobre él y demás. La indignación sobre este tipo de propuestas no es nueva así como el tipo de arte con el que se vincula, entonces ¿qué conciencia de paso del tiempo estamos concibiendo? Si no hay nada atrás quiere decir que, de alguna manera, estamos en vías de una obscena repostulación futurista de quemas de bibliotecas y una negación, siempre enraizada en el desprecio a mi parecer, por lo que ya es preexistente, por lo que ya existió y por lo que inclusive ha ido sucediendo o siendo construido. Cortázar ya lo había dicho alguna vez, no es necesario siempre comenzar de cero todo el tiempo como si no hubiese habido nada antes, ya tenemos una cultura.
Y bien, la transgresión, la ruptura, la renuncia a viejas tradiciones, esquemas y estructuras también son películas ya vistas, conceptos que pueden ser tomados a conciencia o bien, como sucede algunas veces, se convierten en puertos a los que se arriba, cuestiones que el tiempo ha ido objetivando como todo ismo. La particularidad parece ser la última o única chance para poder empezar a pensar lo mínimo.
Es cierto que no se puede tener el cuerpo en un lugar y la cabeza en otro, también es verdad que sin un antes nunca habrá un ahora, y que ese núcleo que algunos han dado en llamar identidad es un dolor de cabeza en un país donde la globalización va dejando gente afuera o las va arrojando desde un tren, donde se exige lo que ya deberías haber sabido o donde te posponen por ir más rápido.
Hugo Braga es Licenciado en Artes Plásticas, Artista Visual y dirige el espacio El Cubo, Taller de Artes en Leandro N. Alem.
Link relacionado: http://www.saicuma.org/users/lic-hugo-braga