Reseñas en "#33"

Los dinosaurios (entre la percha y el Misoprostol)

Febrilmente escrito en el celular durante el insomnio de la madrugada del 10 de agosto de 2018.
Posadas, Misiones, R.A

Pobres. Digo por los dinosaurios, claro. Desaparecieron de la faz de la tierra sin conocer a ese ser, que posteriormente se lo llamó de humano. En estos días aparecieron nuevamente mencionados para ser usados como metáfora de algunos integrantes del senado argentino que argumentaron su rechazo al proyecto de ley de Interrupción voluntaria del embarazo, aprobado en la cámara de diputados. La metáfora, como corresponde a su carácter paradigmático, asocia lo arcaico del pensamiento de estas personas y, además, el hecho de que en algún momento ya no tendrán lugar en un mundo que sea realmente más humano. Tengo mis dudas a que algún día lleguemos a ese lugar.

De todas maneras, algunas de las argumentaciones esgrimidas durante el día y la madrugada del miércoles 8 y jueves 9 de agosto en el recinto parecieran haber sido sacadas del catálogo de lugares comunes que reflejan los aspectos más miserables y menos humanos del ser que no llegó a ver siquiera un dinosaurio. Estuvo quien dijo no haber tenido tiempo para leer el proyecto aprobado en diputados pero igual votaba en contra. Otro, a la manera de Manolito (aquel personaje de Mafalda de Quino), confundió la gratuidad de la salud en un estado presente con el debe y haber de un mercadito de ramitos generales. Alguien hablo de violaciones no forzadas. Hubo una descarada e ideológica mención despectiva de la palabra ideología. También hubo apelaciones, algunas más pornográficas y otras más explícitas, a convicciones religiosas y estados teocráticos. Disquisiciones de dudosas constitucionalidades que se enredaban en palabreríos sordos y sin sentido. Pero quizás lo que más me llamó la atención es que se votó por un rechazo. No hubo una propuesta que superara, o incluso que empobreciera, el proyecto que habían aprobado en la cámara de diputados. Sólo la indiferencia ante la muerte, la representación de un estado ajeno, mudo y estático ante las pocilgas sucias y desoladas en donde se practican los abortos clandestinos y arriesgan su vida las mujeres que decidieron sobre su cuerpo. Se habló, se discutió sobre la salud pública, y la respuesta fue un lacónico no. El rechazo. En nombre de dios, del marketing electoral, de los “costos” (¿qué precio tiene la vida?) no se planteó un futuro. Como la muerte. Una metáfora casi literal, si se me permite. En nombre de las dos vidas se condenó a la muerte, a la tortura en el mejor de los casos, a miles de mujeres que no entienden por qué todavía hay quien dice ser dueño de sus cuerpos.

Sin embargo, hay una lucha que en las calles, en los lugares de trabajo, en los hogares, se hace sentir. Son miles y miles de mujeres qué están haciendo oír su voz, deconstruyendo mandatos, legados, asimetrías e injusticias dentro de las cuales está el derecho de la interrupción voluntaria del embarazo. “Donde hay una necesidad, hay un derecho” dijo una sabia mujer hace tiempo atrás. Y creo que esto recién empieza. Se trata de luchar contra la muerte cómo dijera Jon Snow, citando a Heidegger. Uno sabe que pierde, pero sigue. Los dinosaurios están ahí, no son los mismos que transitaron la tierra en los albores de un tiempo que ni tiempo era. Estos senadores también dejarán su función tarde o temprano. Otros vendrán y otras ampliaciones de derecho tendrán que ser discutidas.

Sin embargo, en los claroscuros de la historia de la humanidad hay días en que, después del dolor, un alivio nos permite sentirnos humanamente solidarios. Ese cambio de aire, esa frágil luz de humanidad, es suficiente para que los dinosaurios se descascaren, por lo menos por un tiempo. Mientras tanto, a paso firme, con sororidad y empatía, una marea verde (que confluye con una naranja) hace de este país (y continente) un mundo que se vislumbra más humano y justo. “Los que están en el aire pueden desaparecer en el aire / los que están en la calle pueden desaparecer en la calle. / Los amigos del barrio pueden desaparecer, / pero los dinosaurios van a desaparecer.” Charly García, otra vez, como tantas.

Del blog: https://elauradelosdesangelados.wordpress.com/

Café Azar es Licenciado en Antropología Social por la UNaM.

¿Rojas o verdes?

“El control de las mujeres y sus descendientes ha sido la piedra de toque de todo régimen represivo de este planeta”
Margaret Atwood

 

En la interpretación de la serie televisiva El cuento de la Criada (2017, Hulu–MGM Televisión), cobra aún más fuerza que en el relato literario de la novela homónima de Atwood (Ver Recomendados).  No solamente por la sensibilidad que transmiten los personajes y la disposición impecable de los escenarios, sino también por la recuperación de los símbolos que representan a las mujeres en esta historia.   

Es así que las criadas se diferencian del resto por su traje rojo, de las esposas de los comandantes que visten celeste y las sirvientas o trabajadoras de gris.  Lo interesante, es que en esta segmentación, no solamente son clasificadas y separadas, sino que también se refuerza el efecto contrario: quienes comparten en color nunca están solas, más aún quienes comparten la miseria de ser criadas, resisten su condena por ser fértiles apoyadas en los susurros y miradas que son los mínimos lazos afectuosos que pueden otorgarse entre ellas.

La empatía entre esposas y criadas es un riesgo mortal que nadie quiere romper, las reglas impuestas por esta dictadura teocrática son saltadas solamente por quienes tienen la valentía de esperar un castigo que sea equiparable con el tedio de ese sistema. Los juegos de poder son extremos e incuestionables.

Sin embargo, las mujeres de esta historia por más segmentadas que se vean atraviesan un punto en común, que es el relato de la protagonista. Ella conjuga a todas, tanto del “antes” como del “después” de este cambio de realidades.  Cada criada vestida de rojo es una y es todas a la vez; de esta manera, cada riesgo que se elige correr, y cada logro obtenido tienen repercusión tanto en lo personal como en lo colectivo. Y esa puede ser la veta esperanzadora que las mantiene.

Entonces pienso que, en esa conjunción está lo sobresaliente de la obra, las mujeres siempre representadas como rivales empiezan a perder su fuerza y su veracidad. No seguimos más esos estereotipos que no nos ponen como iguales. Hoy, como las criadas, somos una y somos todas, compartiendo un mismo color, unidas en esta ola esmeralda que nos reserva como final un futuro esperanzador.

 

Mariana Florencia Kachuk, Profesora de Lengua y Literatura. Actualmente cursa el ciclo de Licenciatura en Enseñanza de la Lengua y la Literatura en la UNLVirtual.

Datos técnicos
Título original: The Handmaid’s Tale
Año: 2017
País: Estados Unidos
Dirección: Bruce Miller (Creator), Reed Morano, Mike Barker, Kate Dennis, Floria Sigismondi, Kari Skogland, Daina Reid
Guion: Bruce Miller, Ilene Chaiken, Dorothy Fortenberry, Lynn Renee Maxcy, Nina Fiore, Wendy Straker Hauser, Eric Tuchman, John Hererra, Kira Snyder, Leila Gerstein (Novela: Margaret Atwood)
Música: Adam Taylor
Fotografía: Colin Watkinson, Zoe White
Reparto: Elisabeth Moss, Joseph Fiennes, Max Minghella, Yvonne Strahovski, Alexis Bledel, Ann Dowd, Jordana Blake, O.T. Fagbenle, Samira Wiley, Nina Kiri, Amanda Brugel, Edie Inksetter, Madeline Brewer, Jim Cummings, Marisa Tomei, Grace Munro, Clea Duvall, Simon Northwood, Gary ‘Si-Jo’ Foo, John Carroll Lynch, Katie Messina, Robert Curtis Brown, Sydney Sweeney, Stephen Kunken, Erin Way, Ever Carradine, Jenessa Grant, Krista Morin, Angela Vint, Tattiawna Jones, Bradley Whitford
Productora: Emitida por Hulu; MGM Television / Hulu
Duración: 60 min.
Temporadas: 2

Link trailer: https://www.youtube.com/watch?v=X9HO210HEz8

Cuando las decisiones del Estado sí importan

Muchos creemos, que los escritores persiguen una necesidad por plantear nuevas realidades, o mundos posibles, es allí donde quienes eligen la ficción pueden elegir dos caminos contundentes: la utopía, donde este mundo idílico es perfecto; o su claro opuesto, la distopía. Ahora, lo que hace que una ficción distópica conmueva a sus lectores es la verosimilitud que presenta allí, es decir, que realmente pueda considerarse como realidad.

En este marco, se encuentra la novela El cuento de la criada de la canadiense Margaret Atwood, quien en 1985 plantea este futuro impactante en la sociedad, cuyo principal problema es la escasez en los números de natalidad; y las medidas que se toman para revertir esta situación son impactantes.

Pero, ¿qué es lo que nos genera este vínculo implícito de verosimilitud? ¿Cómo logra conmovernos esta realidad? Sí, otra vez ellas, las mujeres incubadoras.

En este caso extremo, un sistema de gobierno totalitario teócrata resguardado en los valores arcaicos que se pueden interpretar en la Biblia, de un día para otro, anula y aísla a las mujeres, las separa en castas diferenciadas, reclutando a las fértiles (las criadas) para que sean quienes gestan a los embriones – producto de violaciones sistemáticas – por parte de los comandantes, miembros de la aristocracia que toma las decisiones de gobierno.

Quienes nos aventuramos a la lectura de este tipo de ficciones, no lo hacemos con la intención de angustiarnos y deprimirnos con este tipo de relatos poco esperanzadores, disfrutando de la destrucción de la sociedad hegemónica que conocemos. Sino simplemente estos universos atroces, a través de su factibilidad, nos hace reflexionar qué curso puede tomar nuestra propia realidad, hoy como mujeres, en este momento histórico que estamos transitando, sabiendo que aún hoy, en el siglo XXI, hay personas que mantienen esta clase de pensamientos de manera latente.

Dato interesante: Luego de la media sanción en la Cámara de Diputados por la ley IVE y desde julio, cada martes frente al Congreso Nacional un colectivo de periodistas, entre ellas miembrxs de la revista Lavaca-MU, realizan una performance vestidas de criadas, con las capas rojas, los velos blancos y los pañuelos verdes; ya que la novela se ha transformado en un ícono para el movimiento feminista.

 

Mariana Florencia Kachuk, Profesora de Lengua y Literatura. Actualmente cursa el ciclo de Licenciatura en Enseñanza de la Lengua y la Literatura en la UNLVirtual.

Datos de la obra
Título: El cuento de la criada
Autora: Margaret Atwood
Año: 2017 (1985)
Editora: Salamandra.
Ciudad: Barcelona
Pp.: 416

Link para web: http://salamandra.info/libro/cuento-criada