En un video filmado desde un celular que fue publicado en las redes, una persona pregunta a dos niñitas Mbyã que conozco personalmente y de quienes reservo su identidad por ser menores, si les gustó la experiencia de participar en un mural donde la temática fue la naturaleza y los animales de la selva, coordinado por un artista ambientalista que recorre algunas comunidades y realiza talleres con los niños de pueblos originarios y de escuelas rurales con la finalidad de concientizar sobre el cuidado de nuestra naturaleza. Las niñas estaban contentas, muy felices de participar, las conozco y celebro que hayan tenido la oportunidad de dejar su huella identitaria en esos muros, pero la pregunta final que se le hizo: – ¿Van a cuidar más a la selva y a los animales?, me encendió un sin número de interrogantes.
Espero que esta interpelación haya sido un desliz inocente, una frase inoportuna pronunciada con tanta rapidez que no le haya dado tiempo para reflexionar sobre varias cosas:
* ¿Estuvo bien hacer ESA pregunta en ESE preciso lugar? (Escuela creada en Puerto Bosetti por la firma chilena Arauco -dueña de más de 255 mil hectáreas de suelo misionero que degradan con monocultivo/pino para fabricar pasta celulosa)
* ¿ Estuvo bien dirigida la pregunta a dos niñas Mbyã que pertenecen a una comunidad que ha recibido hostigamiento por la misma firma Arauco para que desalojen esa tierra junto a otros 30 niños, padres y ancianos, tierra que por otro lado les pertenece histórica, moral y constitucionalmente?
* ¿Será que seguimos percibiendo el mundo adultocéntrico como incuestionable, inapelable, ineducable (y me permito con vergüenza la creación de este término) en
ecología, conciencia ambiental, humana, etc.?
* ¿Será que creemos que la infancia sigue perteneciendo a un futuro que jamás llega y no al presente que le dejamos como legado, con cientos de imperfecciones, necesidades, injusticias, enfermedades, y miles de etc., más?
* ¿Sinceramente esperamos que los niños arreglen las cagadas que hacemos los adultos y de las que nunca nos hacemos cargo?
* ¿Qué contenidos educativos estamos transmitiendo?
* Un artista ambiental ¿puede trabajar a través del arte en un contexto territorial y cultural que le es ajeno? O debería preguntarse ¿de qué manera genero conciencia
ambiental en mi ciudad, capital de nuestro país desde donde se mira al resto de las
provincias como el interior (¿!) de personas incultas, y es acaso Bs As lo que nos cubre externamente, nos forma y educa?
* Los materiales utilizados para generar conciencia ambiental, ¿también son
ecológicos? ¿La pintura es sintética o aprovecho mi trabajo de campo con pueblos
originarios para aprender a usar los tintes naturales que utilizan ancestralmente las
comunidades? ¿El papel que usa en su taller, tiene un costo de cuántos árboles sacrificados? La mayoría plantados en nuestra provincia, quitando a nuestro suelo misionero su mayor riqueza, la biodiversidad de nuestra selva.
* ¿Damos participación a las comunidades sobre los contenidos educativos o realizamos consultas previas, generamos espacios de diálogos, modificamos nuestra mirada occidental sobre la educación y su influencia neocolonizadora?
Sigue la lista de preguntas, cuestionamientos y autocríticas, surgen incontables ocasiones vivenciadas directa o indirectamente, donde quienes se acercan a las comunidades lo hacen cometiendo el mismo error:
-Voy a enseñar.
Así me sucedió, hasta que fui consciente del infinito universo que estaba descubriendo, del cual sigo y seguiré aprendiendo todos los días.
Sigo recordando una frase leída frente a una escuela bilingüe de una comunidad Mbyã que expresaba:
-En memoria de nuestros sabios analfabetos del monte.
Carol Marin es tallerista en comunidades Mbyã, muralista, ilustradora, estudiante de la carrera de Licenciatura en Artes Plásticas de la FAyD, UNaM.