Damián Tavarovsky es escritor y crítico literario quien hace años escribe desopilantes columnas de crítica cultural en Perfil, plagadas de ironía y erudición. Autor del celebrado ensayo Literatura de Izquierda, donde piensa a la literatura argentina contemporánea fuera del mercado y lejos de la academia, después de quince años vuelve a insistir con pensar el estado de la cuestión de la literatura con un provocador ensayo literario: Fantasma de la Vanguardia. Una invitación a la reflexión sobre el arte y la literatura, organizado en siete textos que abordan la narración como herramienta de control social, la pregunta de si existe una literatura argentina, el mundo de la edición independiente, la temática de las traducciones, la categoría de cosmopolitismo, la literatura y las ciencias sociales, la memoria de la lengua, las tensiones entre lengua y mercancía. Por una cuestión de espacio, solamente vamos a presentar pistas del primer ensayo que da título a la obra y cuya lectura es insoslayable para abordar la totalidad de los tópicos que luego se abordarán en el libro.
En este primer ensayo se pregunta ¿Cómo pensar la Vanguardia?, y esboza una primera respuesta, propone “pensarlo bajo el modo fantasma de la vanguardia”, poner en diálogo a la literatura con el fantasma, conversar desde el malentendido. Preguntándole sin que responda y hablándonos cuando estamos distraídos. Este diálogo imposible, es para el autor, un horizonte imprescindible para la literatura contemporánea, pero, nos advierte, no se trata de “invocar al fantasma como nostalgia del pasado (…) nos exige la máxima sospecha hacia el presente, pero también la máxima ironía hacia el pasado y la máxima desconfianza hacia el futuro”. Encontramos aquí una huella de los llamados maestros de la sospecha, en la cual la sospecha es una herramienta de análisis de la realidad que, al no presentarse tal cual es, precisa ser develada, una de las funciones del filósofo es develar lo que está detrás, en este caso el crítico literario debe descubrir el encubrimiento. También encontramos, más adelante, la concepción nietzscheana de genealogía: “La historia es un campo de batalla en la que el ganador impone su lengua y luego inmediatamente borra de la memoria que hubo una batalla, para que la lengua se imponga como doxa, sentido común, habla cotidiana” dice Tabarovsky. Así, una de las tareas del intelectual es estar atento a esas batallas buscarlas en las invisibilidades impuestas, encontrarlas allí donde en apariencia no se ven. Si la literatura está entregada al mercado y es un entretenimiento inteligente del presente la tarea es, entonces, como un contragolpe, hacer una literatura que sospeche de los discursos hegemónicos construidos de forma binaria.
En una de sus columnas sabatinas, Tabarovsky se preguntaba si es posible conciliar la dimensión hedonista de la lectura –el placer del texto– con una radicalidad crítica; creo que el lector de Fantasma de la vanguardia podría responder afirmativamente a este interrogante.
Guido Diblasi es Técnico del Instituto de Estudios Sociales y Humanos (IESyH-
CONICET-UNaM)
Datos de la obra:
Título: Fantasma de la vanguardia
Autor: Damián Tabarovsky
Año: 2018
Buenos Aires: Mar Dulce Editora
Pp.: 120
Link http://www.mardulceeditora.com.ar/