Reseñas en "#20"

Dualidades en Mascus Cerae, fragmentos reflexivos

Si empiezo por el final, la máscara ya no existe, ni siquiera sus partes. “Existe” sólo en fotos y videos, pero éstos a su vez también son fragmentos del momento en el que fue hecha. En ese momento el performer delante de un fondo negro dejaba gotear velas sobre su rostro. Las gotas se secaban y se superponían formando la cáscara. En esta pequeña reflexión sobre “Mascus Cerae” (Foto y video performance de Santiago Krause, 2014 Oberá-Misiones) propongo vincular las propuestas de Rosalind Krauss y de Claude Lévi-Strauss.

Siempre intuí que al registrar una performance el autor se mira a sí mismo en una forma particular. Por un lado, descubrí una idea similar en un texto de Krauss. Analizando producciones videográficas que implican al cuerpo, ella afirma que “el medio del video es el narcisismo” (1978: 45). La autora ve la cámara como un espejo donde el performer se refleja. El doble en la pantalla que reproduce el video no es real, es un desplazamiento del “yo” que trasforma la subjetividad del performer en otro, en un reflejo. Entonces al hacer una video-performance cada performer estaría viendo a su “yo performativo”.

Por otro lado, el desdoblamiento de la representación (split representation) según Lévi-Strauss (1995) es un procedimiento presente en producciones artísticas de culturas originarias de distintos lugares y temporalidades. Consiste en representar el cuerpo humano o animal a partir de un eje que divide la figura en dos mitades iguales. Un ejemplo son las máscaras de los Kwakiutl, las cuales poseen partes móviles que se abren en dos mitades y dejan ver una segunda máscara. Como objeto ritual la máscara cumple la función de ofrecer una serie de formas intermediarias; el que la usa se posiciona en el lugar de un antepasado animal o dios: “Es el actor mismo el que se desdobla en la Split representantion, y ésta tiene por fin exhibir la máscara a expensas del portador” (Lévi-Strauss: 287). De esta forma, el rostro en el ritual se desdobla por medio de la máscara, y el performer se refleja por medio del proceso técnico del video. Veo este reflejo como una de las mitades de la máscara, que se parte para mirarse a sí misma y a lo que encarna. Ambas situaciones son una visión dual de un sujeto.

Pienso esta naturaleza dual en “Mascus Cerae” de Krause: la máscara es primero un molde que copia el relieve del rostro, pero al finalizar la acción es destruida. Es un objeto en sí, pero a la vez no existe separado del rostro, funciona como una extensión sobre y del mismo, como una segunda piel. Pero esta piel de cera se acomoda en caliente, se endurece, se deforma y al separarse se destruye. Si pensamos la máscara como un molde escultórico adherido al rostro, no copia exactamente su forma, si no que crea una nueva a partir de él. Cuando inicia la performance el rostro funciona como original, pero al final por acción del molde se ve transformado en una copia infiel. La máscara de cera, a diferencia de las máscaras Kwakiutl, se divide en miles de partes dejando ver el rostro transformado por ella. El “yo performativo” de Krause aparece a medida que aparece la máscara, y cuando ésta se divide, el performer se divide con ella y queda en el registro. Así el performer antes de la máscara se refleja mediante el video en el performer después de ella. Al igual que este texto, las fotos y el video de esta performance son partes del hecho artístico que dejan ver, parcialmente, al “yo” fragmentado en la performance.  

Santiago Krause es Artista visual y performer. Licenciado en Artes Plásticas FAyD, UNaM.

Link relacionado: http://www.saicuma.org/users/santiago-nahuel-krause

Oda caleidoscópica

Plagado de anacronías visuales el quinto film del director estadounidense Terrence Malick, El Árbol de la Vida (2011) ha sido, en el año de su estreno, merecedor de la Palma de Oro en el Festival de Cannes y del Gran Premio de la FIPRESCI.

Una producción muy escasa en diálogos, donde las imágenes son quienes relatan la historia con planteos existenciales, la composición musical de Alexandre Desplat especialmente creado para el film y la huella fotográfica de Emmanuel Lubezki que complementan la reminiscencia de obras abstractas lumínicas, como el Opus 161 de Thomas Wilfred, intercalándose con escenas surreales y con recuerdos de su protagonista Jack O´Brien; interpretado en su adultez por Sean Penn, y en su infancia/ pre-adolescencia por Hunter McCracken.

A medida que Jack recuerda las enseñanzas de su autoritario padre (Brad Pitt) y las bondadosas actitudes de su madre (Jessica Chastain), a lo largo de los 139 minutos que dura el film, la dilatación es un recurso fundamental para acompañar las dudas e interrogantes que se hace el personaje sobre cuán influyente ha sido el trato de sus padres en su crecimiento, que lo hacen replantearse su existencia y el sentido de la vida misma.

Hay una fuerte impronta religiosa y filosófica que propone un acercamiento al concepto del árbol cósmico con su título; o bien, desde un punto de vista evolutivo, podría ser entendido como alusión al árbol filogenético. Deliberadamente el film comienza con una cita del libro de Job, seguida de metáforas que abordan desde el origen del Universo, pasando por la Era Mesozoica, hasta la actualidad de Jack. Todo ello, guiado por una narrativa completamente discontinua.

El Árbol de la Vida no es una obra condescendiente. El sólo hecho de mirarla nos obliga a realizar un análisis riguroso a nivel simbólico, ya que justamente son las abundantes alegorías acompañadas de la música de cámara clásica y las notas minimalistas de Desplat los elementos que conforman esta oda, este poema audiovisual que Malick ha guardado por 30 años en su interior y ha tenido la grandeza de compartirlo.

Valeria Darnet es Lic. En Artes Plásticas. Artista grabadora. Crítica. Docente FAyD, UNaM.

Ficha técnica.

Título original: The Tree of Life
Año: 2011
País de origen: Estados Unidos
Director: Terrence Malick
Guión: Terrence Malick
Reparto: Brad Pitt, Jessica Chastain, Hunter McCracken, Sean Penn, Laramie Eppler, Tye Sheridan, Fiona Shaw, Crystal Mantecon, Pell James, Joanna Going, Irene Bedard, Kari Matchett, Will Wallace, Michael Showers, Kimberly Whalen
Música: Alexandre Desplat
Fotografía: Emmanuel Lubezki
Duración: 139 min.

S/T

Mi hermana insiste en que le tiñe el pelo,
La cicatriz me quedo horrible,
Abro mi chocolate y encuentro un poema autoadhesivo
Lo pego al lado de lo que escribo
Pensé pegarlo en mi celular
Pero intuí que sería un boludo
Me hizo acordar a un toque que tuve
Donde nos pegábamos sticker de Bob esponja
Éramos tan jóvenes y bellos
Borrachos salimos a recorrer las calles en busca de maldad
Con paciencia el municipio apilo las hojas de otoño
Que nosotros con paciencia las desparramamos
Fuimos al pasado
Y sé que solo algunos volverán
Tal vez sean los valientes
O tal vez sean los que no encuentren nada
Aun falta decidirnos.

Luis Miguel Ortega Bárbaro es Artista Visual. Licenciado en Artes Plásticas (FAyD).

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Contra la burguesía digital

El libro Los condenados de la pantalla de la ensayista y videoartista Hito Steyerl (1966, Múnich) contiene una oncena de ensayos sobre la imagen digital, publicados originalmente en la revista neoyorquina digital e-flux en 2012. En su versión al castellano es la editorial argentina Caja Negra la encargada de publicar el conjunto de textos (Buenos Aires, 2014), traducidos por el artivista español y camarada de Steyerl, Marcelo Expósito Prieto. El carácter ensayístico, suelto y claro de la escritura de Steyerl hace del libro uno accesible al lector interesado en reflexionar críticamente sobre el estado actual de las imágenes. Hay además, como migajas artísticas en el bosque de la reflexión teórica, algunas propuestas al lector de ejercicios para producir imágenes con dispositivos electrónicos.

Si bien el volumen se trata de una compilación de artículos, todos ellos están interconectados por una serie de problemáticas transversales posmarxistas. La más gruesa de ellas es la tensión entre las imágenes digitales y las lógicas del capitalismo líquido. Para Steyerl la imagen digital coincide con la emergencia del dispositivo electrónico industrial. Este diagnóstico la obliga a actualizar la crítica de la economía política, pero relocalizada en las pantallas. Ahora no sólo la sociedad está dividida, sino que también las imágenes están estratificadas por la lucha de clases sociales. El capital en disputa es la resolución. Las imágenes digitales pobres (jpeg, rag, rip, gif, avi, etc.) son los pobres condenados frente a la tiranía HD. El fetiche del HD es para Steyerl la emergencia digital de las condiciones de vida burguesa, en tanto acumulación y concentración del capital visible. Siguiendo sus críticas y polémicas ideas, podríamos preguntarle a Steyerl: ¿de qué modo se vuelve a trasladar al espacio social la tensión entre las imágenes? ¿no asistimos acaso a un sometimiento de lo político al espacio virtual? ¿no somos nosotrxs, nuestros cuerpos lxs condenados a las pantallas?

 

Manuel Molina es Artista Visual, Investigador, Becario CONICET, Licenciado en Artes Visuales y estudiante avanzado del Doctorado en Artes de la Universidad Nacional de Córdoba.

 

Título: Los condenados de la pantalla
Autora: Hito Steyerl
Colección: Futuros Próximos
Traducción: Marcelo Expósito
Editora: Caja Negra
Páginas: 208
Link editorial: http://www.cajanegraeditora.com.ar/libros/los-condenados-de-la-pantalla-0